El Laboratorio de Almaden de IBM es tierra sagrada para los techies. Situado a 700 hectáreas de hierba en una colina en San José, sus científicos han presentado miles de patentes, ganado premios nobel y Turing. Ahora vienen con el Internet de las Cosas
Hace casi 60 años, fue pionera en la primera unidad de disco abultado. Desde entonces han estado involucrados en intentos sucesivos de miniaturizar y seguir miniaturizando de forma que ahora el más pequeño de los dispositivos pueda recopilar y almacenar datos con toda facilidad.
Hoy en día el Big Blue está poniendo esa pequeña tecnología a trabajar, desarrollando un sensor de gas multi-aplicación que podría ayudar a los aeropuertos a detectar y rastrear amenazas bioquímicas, determinar si la carne de la nevera se ha echado a perder, o incluso a diagnosticar el cáncer de mama y otras enfermedades simplemente con el análisis de la respiración.
Sensores como estos están impulsando una tendencia relativamente nueva en tecnología: El Internet de las Cosas. En esencia, “las cosas” a las que hace referencia son máquinas con sensores incluidos que recogen, almacenan y analizan datos. Y puesto que todos están conectados a internet, se pueden cargar o almacenar los datos para su posterior almacenamiento, descargar el software actualizado también muchas veces, controlar a distancia.
La firma internacional de investigación Gartner estima que a finales del año pasado, había 3,8 mil millones de “cosas” conectadas ahí fuera – coches inteligentes, detectores de humo, cerraduras de puertas, robots industriales, farolas, monitores cardíacos, trenes, turbinas de viento incluso raquetas de tenis y tostadoras –. En 2020 Gartner estima que habrá 25 mil millones de estos dispositivos inteligentes, que transmitan pequeñas cantidades de datos a nosotros, a la nube o entre ellos. El CEO saliente de Cisco, el gran John Chambers, ha proclamado audazmente que habrá 50 mil millones de dispositivos online dentro de los próximos cinco años con un valor de mercado de 19 trillones de dólares.
Otro líder en este ámbito, Siemens, ha dicho que estas “cosas” inteligentes están empezando a alimentar una cuarta revolución industrial (después del vapor, la electricidad y los ordenadores de cable).
Alguna parte de esto por supuesto es simplemente humo. Siempre hay una cierta cantidad de publicidad que acompaña a la última tendencia tecnológica. ¿Recuerdas las etiquetas de identificación de radiofrecuencia como el RFID? También iban a cambiar el mundo.
Así que sí. Hay obstáculos entre nosotros y este súper nuevo mundo feliz. Primero de todo está la barrera del idioma. Dispositivos de casas inteligentes – uno de los más desarrollados dentro del Internet de las Cosas- hablan un babel de lenguas inalámbricas dependiendo del fabricante. El termostato y el sistema de climatización de tu casa pueden comunicarse en Bluetooth, la nevera y la cafetera en ZigBee, las cerraduras y persianas en Z-Wave y el detector de humo en WiFi. Demás, das sentido a los datos de estas máquinas- por no mencionar el espacio para almacenar los datos en giga, tera, exa o incluso zettabytes plantea un enorme desafío. La seguridad es otro de los temas que preocupa de manera constante. Un experto de IT demostró recientemente la facilidad con que podía hackear una bomba de insulina por radiofrecuencia controlada remotamente y administrar dosis letales a un diabético. Otros expertos afirman que los hackers podrían llegar a hackear el software de los coches inteligentes para tomar el control de la velocidad, los frenos o la dirección.
Aun así los desafíos tecnológicos, tan desalentadores como son, preocupan menos que las cuestiones legales, sociales y de regulación. Debido a que estas máquinas con sensores incluidos aumentarán dramáticamente lo que podemos saber el uno del otro, podrán dar lugar a lo que llamamos Big Brother y Little Brother.
En primer lugar, ¿quién es dueño de todos estos datos? ¿Pertenece tu información más íntima de tus entrenamientos de fitness pertenece a ti o al fabricante del dispositivo? ¿En caso de aplicación de la ley podrán acceder a los datos del vehículo para una investigación criminal? ¿Los propietarios de los coches quieren que sus coches avisen a las autoridades y las aseguradoras de forma automática después de cada accidente leve?
Los nuevos sensores fabricados por Cisco pueden, por ejemplo cuando los usan los mineros, detectar la presencia de gases potencialmente peligrosos. Otros pueden sentir si los trabajadores en los campos petroleros o en sitios de mega-construcciones se están moviendo o hay algún herido. Pero también pueden ayudar a los empleadores para determinar con precisión cómo y dónde se encuentran sus empleados en cada momento.
Incluso con este tipo de problemas que se avecina, estas máquinas inteligentes ya están alterando esferas tan diversas como la atención sanitaria y la fabricación, el urbanismo, el transporte y la generación de energía, la agricultura y la administración del hogar. Los dispositivos pueden micro, pero lo que está claro es que están generando un impacto macro en la forma en que vivimos y trabajamos.
De hecho, en una de sus últimas iniciativas para conseguir la cadena de trabajo completamente conectada, Cisco ha instalado miles de sensores en una planta de Malasia para controlar y reducir el consumo de energía. Mr. Kern dijo en una entrevista con The Wall Street Journal que el equipo que lidera el proyecto considera que la aplicación del sistema a lo largo de la cadena de producción de Cisco en todo el mundo ayudará a reducir el consumo de energía entre un 20 y un 30%, que se traduce en decenas de millones de dólares en ahorro de costes.